Con la mejor música y con un gin-tonic en mano pudimos disfrutar de un total de 35 puestos que componían este mercadillo. Moda alternativa, romántica, vintage, arte pop, lencería y antigüedades se fundían con una ambientación exclusiva que nos trasladaba al mismísmo Londres.
Para aumentar el sentimiento londinense era indispensable hablar en inglés
¡Estamos deseando repetir el año que viene!
R.M
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